El café en los funerales
Un funeral es un evento triste y cargado de emociones. Sobre llevar el funeral de un ser querido puede ser una tarea maratónica. No solo por el cúmulo de emociones difíciles de afrontar, sino porque para los más cercanos al difunto, la jornada se vuelve de 24, 36 o hasta más horas despierto o con solo muy poca oportunidad (o deseo) de dormitar un poco para continuar adelante.
Es un momento de afrontar emociones, informar familiares, tomar decisiones, seguimiento a trámites y por si fuera poco, recibir y tener atención con los familiares y amigos que se acercan para dar un pésame.
Normalmente los velorios, inician por la tarde y terminan a la mañana del día siguiente. Rápidamente se hace tarde y es importante, tanto para brindar una cortesía a los parientes y amigos que vinieron a acompañarnos en nuestro dolor, como para continuar la jornada, que el velorio esté acompañado por un buen servicio de café. Negro, caliente y abundante. Hay quienes prefieren el rico café de olla, con canela y endulzado con piloncillo, hay quienes lo acompañan con crema, incluso hay quienes le ponen “piquete” (puede ser ron, brandy, tequila, según la elección de quien lo toma).
La cafeína nos ayuda a mantenernos despiertos y nos acompaña en nuestro dolor. Normalmente se acostumbra acompañarlo con galletas o pan. Hay quienes por la madrugada, o temprano por la mañana, complementan la atención a los acompañantes con tamales, menudo o taquitos, para continuar la jornada, que sigue con la misa o responso, cortejo y último adiós en el panteón.
Sin duda el café es un imprescindible en los funerales y ya sea de grano, de olla, con piquete o sin piquete, no puede faltar una buena taza de café caliente entre manos para acompañarnos en nuestro dolor.